domingo, 18 de noviembre de 2007

EL PRECIO DEL INTERÉS



Directivos reunidos, para sus juergas,
en el lupanar más caro de la ciudad.
Sus mujeres, en sus casas, “contentas”
con presumir, delante de las demás,
de sus chalets, sus coches, sus apariencias,
merced a maridos con tanto capital.

¿Te casaste por Amor? ¡Sé sincera!
¿O fue su posición, o su cuenta
corriente, la que te “enamoró”, sin dudar?
¡Ah, pecuniaria atracción fatal
que arrastra a las mujeres más bellas
a la ambición, y su cuerpo entregan
a quien garantice un buen status social!
Y, ahora, debéis morderos las lenguas,
y sonreís con hipocresía sin par,
pues tienen dinero y se van con rameras:
¡Uno de los precios que habéis de pagar!
¿Acaso sóis, vosotras, mejores que ellas?

¡Tras las máscaras de las apariencias,
se oculta la más cruda realidad!



Andrés Knightwood

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