sábado, 17 de noviembre de 2007

POLUTO TÍO SAM




El caudal atemperado
entona un soliloquio
de retales agónicos,
ritmando en ceniciento,
al albur de intenso
granizo disparatado,
desde focos irredentos…
Algodón destrozado,
el álfico olvidado…
Sólo nubes de cuero,
ladrillos respirando
aire necio de metal.
Todo lo devoró
el engendro de amable faz:
El siempre hambriento,
el hipócrita y poluto “Gun Sam”.




Andrés Knightwood

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